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febrero 15, 2011

La Buena Educación. Por Pablo del Toro.

(Publicado en www.toroestoro.com el 25/01/2011. Decimosegunda corrida de la Temporada Grande 2010-2011 en la Plaza de Toros México. Toros de San Isidro para Rodolfo Rodríguez 'El Pana', Alejandro Talavante y Arturo Saldívar. Corrida llevada a cabo el 23 de enero del 2011.)

Foto: Manolo Briones. Tomada de www.suertematador.com

Es una realidad que las faenas valiosas no saben igual cuando se le hacen a becerrotes como los que saltaron a la arena de la Plaza México el domingo 23 de enero pasado.

Que, habrá que decirlo, eran buenos, nobles y hubo uno que hasta bravo fue. Sin embargo, hasta espantarles las moscas pierde veracidad cuando su presencia es diminuta y su edad mentirosa. Fueron, como se les conoce, auténticos toros “traga-años”.

El Pana: Entre el arte y el desastre

No hace falta rememorar la cantidad de veces que la vida ha sido injusta con Rodolfo Rodríguez el Pana. Y, como se esperaba, la vida le salió respondona e injusta de nuevo, pues le regalaron una oreja que sinceramente no merecía.

Y es que el caricaturesco y personalísimo tlaxcalteca inundó la plaza de alegría, algo de buen humor y también nos regaló uno que otro derechazo valioso y su tan famoso trincherazo, que cuando le salió, ya no quiso hacer nada más. Luego hasta se asustó.

Algo tiene de mago, eso es cierto. Pero queda la sensación de que Rodolfo le falta el respeto a la profesión, pues parece que no la toma en serio. Aún así, algo tiene que hace que la afición se identifique con él, pues de torero, poeta y loco, todos tenemos un poco.

Talavante ya ocupa vacante
Tal parece que la hora del recreo de Alejandro Talavante es cuando torea en La México. Porque parece que viene como a jugar, como a entrenar, como si nada ni nadie lo viera recrearse enfrente del toro.

Porque para Talavante el toro americano es como un dulce, que aprovecha a cabalidad, y que además aprovecha el viaje para sentirse a gusto, para creerse torero. Él es el primero en disfrutar de su trabajo, y eso además, le da plusvalía a sus faenas.

Pero como para despertarnos a cubetadas de agua helada, deja que el azar se encargue de la suerte suprema, como si de eso se tratara. Pierde la brújula a la hora buena, y desgraciadamente todo termina con un trago por demás amargo.

Saldívar está hecho un caballero

Haciendo gala de buena escuela, Saldívar le pudo al bravo del encierro. Y en realidad son pocos los toreros que saben y que pueden masticar y tragar a los toros bravos.

Siempre presumiendo de buenos modales, con la boca cerrada, sin poner los codos en la mesa, bien vestido, sin piruetas, sin alardes, sin pegar de gritos y sin colgársele del pitón al mentiroso cuatreño. Y claro, con muchísimo valor. Ni su mamá se la creería.

Arturo Saldívar toreó con clase, con elegancia y con educación, como se debe torear en las plazas de primera. Se pegó un arrimón, le cortó una oreja valiosísima a su segundo y merece un lugar en las corridas de Aniversario. Sin duda, el lugar mejor ganado para los toreros nacionales.

Desde acá envío el más sentido pésame a los familiares y amigos del matador de toros José María Luévano (Q.E.P.D.), deseándoles una pronta resignación por la irreparable pérdida. Va por sus hijos.

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