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febrero 15, 2011

Orejas Vs. Vueltas. Por Pablo del Toro.

(Publicado en www.toroestoro.com el 29/11/2010. Cuarta corrida de la Temporada Grande 2010-2011 en la Plaza de Toros México. Seis toros de Julián Hamdan para Humberto Flores, Alejandro Talavante y Mario Aguilar. Corrida llevada a cabo el 28 de noviembre del 2010.)

 Foto tomada de http://ruben-villafraz.blogspot.com/. Sin crédito disponible.


Se dice que las orejas se cortan con la espada. Y la tarde del domingo pasado en la Plaza México se demostró una vez más que este dicho algo tiene de cierto. Sin embargo, a veces pienso que el corte de orejas muchas veces resulta perjudicial para los toreros, y más aún cuando es en nuestra querida plazota capitalina, donde el público es tan cariñoso como irregular. Yo soy de los que piensan que vale más dar una vuelta al ruedo con fuerza que una oreja medio aplaudida, aunque estadísticamente no sean lo mismo.

Humberto Flores: Tan local como visitante.
Qué desilusionado se debe sentir Humberto Flores sabiendo que él fue el único que tocó pelo la tarde del domingo pasado en la México, pero nadie habla de él.  Humberto cortó una oreja que, como muchas de las que ha cortado aquí, no sabe a absolutamente nada. Ésa oreja que premia una faena tan desabrida que, al momento en que escribo esto, a mí ya se me olvidó. Y tampoco me acuerdo de alguna otra faena de Humberto Flores.
Humberto torea de local en la México, con la gente de su lado y una que otra porra festejándole hasta los estornudos. Y la tarde del domingo, de una u otra forma, lo aprovechó, pues cortó una orejita más para anotar en las estadísticas, de ésas que tanto le gustan. Sin embargo, también vio la otra cara de la moneda, cuando le tocó torear como visitante en su segundo, cuando perdió el cobijo de la gente, cuando su cornúpeta le exigió algo que él no tiene.
Un Talavante poco común.
Un Alejandro Talavante desconocido es el que pisó el ruedo de la México ésta vez. Un Talavante creativo, inventivo, original y además, con sello propio. No traicionó su estilo característico de toreo de corte estoico, solamente que en ésta ocasión le metió gitanería y variedad como ingredientes extra a su toreo con tanta verdad.
Alejandro demostró que para ser un gran torero, el primer paso es creérsela. La faena que le hizo a su primer astado tuvo un valor estético exponencial, cambiando las costumbres y demostrando que no todo son derechazos y naturales. Talavante es un torero con categoría, al que no se le cierra el mundo y que presume valor, no sólo en la cara del toro, si no también se atreve a darle una sazón diferente a su labor.
Talavante se olvidó de variar una sola cosa: la suerte suprema. Falló con la espada y empañó su actuación, quitando la posibilidad de solamente adornarla con el corte de más de una oreja. A cambio recibió el agradecimiento de la afición, que es lo que de realmente importa.
Mario Aguilar: un torero que merece más.
La suerte no le ha sonreído a Mario Aguilar, un torero que tiene potencial para ser figura y que al final se queda en nada. Y es que cuando se tiene todo en contra, lo único que queda es poner el corazón y la voluntad por delante. Ninguno de sus dos colaboradores le ayudó, y lo poco que ofreció lo hizo todo él, y sin la ayuda de un toro no hay parámetro para poder hacer una crítica solvente de su labor.
Mario Aguilar merece mucho más. Tiene todavía mucho qué decirnos, y le va a llegar su momento, pero ya tiene más de una tarde en la que se queda inédito en ésta plaza. Esperemos que no se quede sin ambición, porque cualidades tiene para sobresalir del resto.
 

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