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febrero 22, 2012

Y a la mañana siguiente… Por Pablo del Toro.



Decimoséptima corrida de la Temporada Grande 2011-2012 de la Monumental Plaza de Toros México. Seis toros de Julián Hamdan para Eulalio López ‘El Zotoluco’, José María Manzanares y Joselito Adame. 19 de febrero de 2012.

Por: Pablo del Toro
Qué difícil se vuelve para el aficionado ver lidiar toros que parece que venían sin una pata.

Qué desesperante debe ser, de igual manera, para un torero ver a su sorteado caerse tras el menor cite. 

Qué desgastante se vuelve, para ser francos, que los toros de regalo sean algo reglamentado en esta plaza. Fueron ocho toros lidiados en total, siete nobles inválidos procedentes de las dehesas de Julián Hamdan y uno más de las de Montecristo, que fue un ejemplo de libro de texto de un toro con raza y que puso de cabeza a su matador y a sus cuadrillas.

Así de desesperante fue ver la primer faena de Eulalio López El Zotoluco, que nunca se cansa de abusar de las ventajas que le brinda el pico de la muleta. El de Azcapozalco, además, recurre al alto amperaje de su técnica, como acostumbra, solo que en esta ocasión encontramos un par de diferencias: que ahora no mata a la primera ni de guasa; y que su primera faena duró una eternidad, con condescendencia del juez de plaza, que por andar pensando en cuántas orejas tiene un toro y como cuántos pañuelos han de estar por sacudirse, se le olvidó que existe un reglamento que señala que a los doce minutos de haber iniciado el tercer tercio de la lidia de un toro, debe enviar un aviso al matador en turno para recordarle que el tiempo se le está terminando. Aviso que, por supuesto, no sonó nunca. Ni con 18 minutos en el cronómetro y la afición pidiéndolo a gritos.

José María Manzanares dejó otra cátedra sobre cómo matar toros. Un estoconazo recibiendo a su primero nos puso a todos a tomar nota de cómo se hace. Como auténtico maestro. Además de presumir la pasmosa técnica, derrocha arte y elegancia. Ninguno de sus tres realmente valía la pena, y a pesar de ello al de regalo le hizo más de lo que se podía y le cortó una oreja sumamente valiosa por el trabajo que le costó. Nos quedamos con las ganas de ver más de Manzanares, pero dejó claro que en él no quedó. 

Joselito Adame jugó muy bien sus cartas. La gente estaba con ganas de aplaudir algo y él supo canalizarlo inteligentemente para su beneficio. Ha sido, además, de los únicos toreros que no se avientan a la arena al recibir el toro de rodillas. Puso excelentes pares de banderillas y con su estilo poco elegante pero igualmente efectivo aprovechó a cabalidad al único toro valioso del pelotón de Hamdan. Joselito tiene carácter, corazón y sabe torear. Ojalá que para su siguiente presentación en esta plaza alguien le recuerde que viene a una Monumental, y se acuerde de ponerse la elegancia que últimamente la viene dejando seguido en el otro pantalón. Los argumentos, nos queda claro, los tiene. 

Habrá que hacer una reflexión pues al parecer, se tiene malentendido el uso de los avisos. El aviso es, como su nombre claramente lo indica, solo eso, un aviso. Un recordatorio. No es malo, ni bueno. Es, aunque algunos jueces y aficionados les cueste entender, un simple trompetazo de control. Y nada más. Lo grave viene cuando suena tres veces, pero entre el primero y el tercero hay un mundo de tiempo.

febrero 07, 2012

La clave está en nunca dejar de aprender. Por Pablo del Toro.

Decimocuarta y decimoquinta corridas de la Temporada 2011-2012 de la Plaza de Toros México. Serial de dos corridas por el aniversario LXVI de la Plaza de Toros México. La rejoneadora Ana Batista, Alejandro Talavante, Joselito Adame y Octavio García ‘El Payo’ con seis toros de Barralva y uno de La Punta. Julián López ‘El Juli’, José María Manzanares, José Mauricio y Diego Silveti con ocho toros de Xajay. 4 y 5 de febrero de 2012, respectivamente. 

Por: Pablo del Toro. (Bajo este seudónimo escribe Juan Pablo Lagunes)

Sesenta y seis años han pasado desde que nuestra consentida mole de concreto fue inaugurada, en aquel lejano 1946. Pasan los años y cada vez queda menos gente que hoy nos puede platicar que vivió en carne propia lo que sucedió aquel día, cuando Jardinero, número 33 de las dehesas de San Mateo recibió los honores de ser el primer toro lidiado en este recinto. 

Hoy, sesenta y seis años después, a pesar de tanta evolución, crecimiento, desarrollo e historia de la tauromaquia; los aficionados seguimos queriendo ver lo mismo: destreza, emoción, habilidad y arte en los toreros; y trapío, casta, nobleza y sobretodo bravura en los toros. La bravura es la que es más difícil de encontrar hoy en día, y la muestra es que tras una suculenta ensalada de 8 toreros y 3 ganaderías divididas en dos interminables tardes, el balance fue de dos toros de arrastre lento de un total de 18 lidiados. A los de Barralva no cualquiera les podía, y a los de Xajay les faltó bravura. El de La Punta cumplió apenitas.

El que está hecho un monumento a la figura del toreo es Julián López ‘El Juli’ que no se cansa de demandar un trono en esta plaza. Lleva tres tardes consecutivas (si contamos la del año pasado) en las que no se ha dejado nada adentro, pues se entrega en corazón a la afición de esta plaza. No corrió con la misma suerte en los sorteos como el año pasado, por lo que se pegó un par de arrimones de alarido para justificar con creces su título de figura. Un maestro: no por nada cortó cuatro de las cuatro orejas posibles.

A José María Manzanares le faltó un toro con más casta, pues al que le hacía medias embestidas lo templó, lo dominó y lo mató como los grandes, pero poco transmitió. A lo mejor le hubiéramos perdonado un regalo, aunque este sí, por mero favoritismo.

Alejandro Talavante demuestra tarde con tarde que el toro mexicano es su media naranja, pues le permite divertirse cuando torea. Se recrea, se disfruta, vamos, se divierte. Porque no solamente se queda quieto, le pone gitanería y un sello que dice “Hecho por Talavante” a cada uno de sus pases.

Diego Silveti sorteó con un manso de libro y lo lidió con conocimiento, habilidad y arte. Se ajustó como debía, arriesgó y se entregó. Desgraciadamente, a veces cae en las garras del tremendismo y se eternizó a la hora de matar, pero no deja de dar pasos hacia adelante en el camino a convertirse la figura que nuestro país necesita.

José Mauricio sigue mostrando avances en su técnica, aunque también en las mañas. Sorteó con el mejor Xajay, y a pesar de estar por demás aseado en su trasteo, por momentos se vio desorganizado y desajustado. No le terminó por encontrar la distancia a un toro que traía las orejas ya desprendidas.

Joselito Adame toreó bien, pero de rodillas. Tiene cualidades de torero, pero derrepente se le olvida que no está toreando en un pueblo. Y es que aunque entretiene a la galería, los gestos festivaleros no son tan agradecidos en las plazas de primera. Al menos no deberían. 

De Octavio García 'El Payo' y la rejoneadora que nadie conoce (dicen que se llama Ana Batista) no hay mucho qué decir, pues se fueron tan inéditos como llegaron. Haría bien el Payo en administrar mejor su número de apariciones por termporada en esta plaza, o lo único que logrará será llenar los tendidos de reventadores.

Si algo nos ha quedado claro después de las dos maratónicas corridas de aniversario es que nunca hay que dejar de aprender. La prueba de ello la tiene Don Julián López, pues ese lugar que tiene no se lo quita ni Dios.
Feliz Cumpleaños, Monumental. Qué guapa te ves de manteles largos y con tus tendidos llenos. Aunque siendo francos, buena falta te hace una manita de gato, pues ya se te empiezan a notar esos nunca mejor vividos 66 años.

enero 31, 2012

De Encaste torero. Por Pablo del Toro.

Decimotercera corrida de la Temporada Grande 2011-2012 de la Plaza de Toros México. Seis toros de Fernando de la Mora para Eulalio López ‘El Zotoluco’, Julián López ‘El Juli’ y Juan Pablo Sánchez. 29 de enero de 2012.

Por: Pablo del Toro. (Bajo este seudónimo escribe Juan Pablo Lagunes.)

Otro petardo ganadero descompuso lo que sobre el papel prometía ser una corrida de antología. No pudo ser, no por otra cosa que no fueran los animales que por más que se les rogó no quisieron poner de su parte. Fueron seis pequeños ‘nanditos’ los que  tomaron turno para saltar uno a uno a la arena de La México a no embestir; y el único que más o menos tenía algo para ofrecer se fue al destazadero mal aprovechado.

Sin novedad en el frente para Eulalio López ‘El Zotoluco’, que sorteó con el mejor burel, pero sigue con su toreo de alto amperaje y poquito ‘punch’, con el pico y echando al toro afuera y lejos; aunque con el suficiente temple como para transmitir a los tendidos de la México. Insufrible con los aceros y no pasó nada más.

Julián López ‘El Juli’, a pesar de que todavía nos queda en la retina el par de faenas que nos regaló hace un año, tuvo todo en contra: viento, frío, lluvia, toros, villamelones y muchos reventadores. A pesar de esto, Julián se pegó un arrimón y sacó la poquita agua que tenían las piedras a base de riñones, conocimiento y mucho valor. Tampoco afiló sus estoques ni afinó su puntería a la hora de matar, dándole tela de dónde cortar a los reventadores, que minoritariamente le pitaron una más que decorosa actuación.

El que sí afiló sus armas fue “Barranqueño”, corrido en tercer lugar y que hirió Juan Pablo Sánchez, quien además de presumir pasmosa técnica, le puso gallardía y mucho corazón, sin confundirlo con tremendismo. Y es que después de haber recibido una cornada y sentirse inmediatamente tocado, en lugar de tirarse al suelo y jugarle al drama, pidió un torniquete, regresó a la cara del toro y le sacó dos tandas valiosísimas hasta que ya no pudo más. Eso es jugársela. No hizo aspavientos ni pegó de gritos. Pues es que en esto del toro, hasta para ser herido hay que tener algo de clase.
Basta de excusas, señores. La fiesta de toros requiere de casta, y si no la ponen los toros, son los toreros quienes tienen que salir al quite.

enero 23, 2012

De exquisito bouquet y buena crianza Por: Pablo del Toro.

Por: Pablo del Toro. (Bajo este seudónimo escribe Juan Pablo Lagunes)
Decimosegunda corrida de la Temporada Grande 2011-2012 de la Plaza de Toros México. Seis toros de San Isidro para Uriel Moreno ‘El Zapata’,  el francés Sebastián Castellâ y Octavio García ‘El Payo’. 22 de enero de 2012.
 
En los carteles como el del domingo pasado, en los que la plaza se llena más de ‘fans’ que de aficionados, es normal que los tendidos se polaricen y exijan de más a unos y de menos a otros. Y así sucedió toda la tarde, con cada torero y sus claros ejemplos y sobretodo con los bureles. Y es que últimamente hemos sido más dados a premiar, en lo que a los animales respecta, la nobleza sobre la bravura. De esta forma, desfilaron un total de siete moritos sanisidreños, que fueron  sosos manejables y aplaudidos casi todos; sobresaliendo el pequeñito segundo, acreedor al arrastre lento.

Ya con un grupo bien definido de seguidores, Uriel Moreno ‘El Zapata’ se presentó con un espantoso vestido y su numerito en banderillas bien estudiado, aunque no precisamente bien ejecutado. Se le da eso de los malabares con los palitroques, más por espectacular y correlón que por técnico. Al final, todo el show termina con un toro con banderillas por todos lados menos en su sitio. Y con la muleta, como hizo él, mejor abreviamos.

Sebastián Castella apenas nos empieza a torear en francés y nos enamora. Atesora en sus trastos un toreo sumamente profundo y romántico; dominador, artista y llegador. Esta vez, además, se aventuró a ejecutar una extraña tanda de pases nunca antes vista en esta plaza. Cada vez tiene menos cosas para criticarle, pues unifica gustos, piensa, resuelve en la cara del toro y, lo ya dicho, enamora.
Si algo ha caracterizado a Octavio García ‘El Payo’ en sus últimas comparecencias en esta plaza es que sale a morirse en la raya, con personalidad y entregándose al cien. Desgraciadamente ha sido poco constante en cuanto a su estilo se refiere, pues así como sale una tarde artista, elegante y garboso en otra empieza con disparates como lo que vimos el domingo, que le dio por tener detalles de tremendismo poco propios de una plaza de primera categoría. Y sobretodo, poco propios en él, que es un torero de buena escuela y de mucha técnica, que no necesita del uso de recursos como torear de rodillas o buscar descabelladamente los pitones del toro. Cortó una oreja que fue el dividendo más del arrojo, la voltereta y la emoción que de su faena, pues ésta fue repetitiva y poco profunda. Está cayendo en el abuso de la fórmula del molinete, derechazo, derechazo, martinete y pase de pecho; y quienes hemos seguido su carrera desde sus inicios, sabemos que tiene para mucho, mucho más.

enero 11, 2012

Oro, incienso y mirra. Por Pablo del Toro.


Por: Pablo del Toro. (Bajo este seudónimo escribe Juan Pablo Lagunes.)

Décima corrida de la Temporada Grande 2011-2012 de la Plaza de Toros México. Toros de La Estancia para Pedro Gutiérrez Lorenzo “El Capea”, Fermín Rivera y José Mauricio. 8 de enero de 2012.

Nuestra querida plazota nos tenía preparado un agradable regalo de reyes, para los aficionados de verdad. Un encierro de La Estancia que fue por demás incierto y difícil (salvo sexto y séptimo, que eran de dulce), y que en condiciones normales hubiera arrojado un resultado negativo, fue dominado por tres toreros que parece que saben lo que hacen. Fue una de esas tardes en las que, todos y cada uno de los asistentes, desde los mismos coletas hasta la afición de los tendidos generales, salimos con alguna lección. Una tarde, pues, para aprender de toros.

Pedro Gutiérrez Lorenzo, siempre observado por su legendario padre desde algún punto de la plaza, tuvo grandes detalles de arte bajo una premisa de organización en su lidia, siempre tratando de hacer las cosas en orden, con sobriedad y sin prisas. Tal vez con un poco más de destreza con la espada el resultado hubiera mejorado.

Fermín Rivera sigue demostrando que es un torero que desborda arte, pero desgraciadamente no se puede ser más intermitente. Hubieron un par de tandas de buenísimos derechazos, pero a veces da la sensación de que él mismo pone el freno de mano cuando sus faenas empiezan a tomar vuelo. Debe trabajar en ese aspecto, porque el arte le corre por las venas y eso hay que aprovecharlo.

Lo mejor de la tarde lo trajo José Mauricio, que vio ambas caras de la moneda en sus dos toros sorteados. Su primero, que era un manojo de dificultades, le pudo sacar una faena por demás meritoria a base de valor y buen trato. Su segundo, un toro de bandera, le hizo tandas de buena factura y de calado en los tendidos. Lo templó, y se la creyó tanto que se tiró a matar recibiendo sin saber hacerlo (aparentemente), y  todo quedó en un desagradable regateo de una vuelta al ruedo que José Mauricio tenía más que merecida. Hizo bien, además, en ignorar automáticamente la petición de indulto de los despistados.

Cómo estarán las cosas en nuestra plaza que apenas sale un toro con calidad y el público no pierde el tiempo en disfrutarlo, pues se abalanzan a pedir el indulto. Y si combinamos eso, con el cuentapañuelos que ocupa el lugar de juez en el palco de autoridad, se presagian petardos para dar y regalar. Como sucedía, sucede y al parecer, seguirá sucediendo mientras no haya en el ruedo un torero con carácter o nosotros como afición no hagamos nada para mejorarlo.