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enero 31, 2012

De Encaste torero. Por Pablo del Toro.

Decimotercera corrida de la Temporada Grande 2011-2012 de la Plaza de Toros México. Seis toros de Fernando de la Mora para Eulalio López ‘El Zotoluco’, Julián López ‘El Juli’ y Juan Pablo Sánchez. 29 de enero de 2012.

Por: Pablo del Toro. (Bajo este seudónimo escribe Juan Pablo Lagunes.)

Otro petardo ganadero descompuso lo que sobre el papel prometía ser una corrida de antología. No pudo ser, no por otra cosa que no fueran los animales que por más que se les rogó no quisieron poner de su parte. Fueron seis pequeños ‘nanditos’ los que  tomaron turno para saltar uno a uno a la arena de La México a no embestir; y el único que más o menos tenía algo para ofrecer se fue al destazadero mal aprovechado.

Sin novedad en el frente para Eulalio López ‘El Zotoluco’, que sorteó con el mejor burel, pero sigue con su toreo de alto amperaje y poquito ‘punch’, con el pico y echando al toro afuera y lejos; aunque con el suficiente temple como para transmitir a los tendidos de la México. Insufrible con los aceros y no pasó nada más.

Julián López ‘El Juli’, a pesar de que todavía nos queda en la retina el par de faenas que nos regaló hace un año, tuvo todo en contra: viento, frío, lluvia, toros, villamelones y muchos reventadores. A pesar de esto, Julián se pegó un arrimón y sacó la poquita agua que tenían las piedras a base de riñones, conocimiento y mucho valor. Tampoco afiló sus estoques ni afinó su puntería a la hora de matar, dándole tela de dónde cortar a los reventadores, que minoritariamente le pitaron una más que decorosa actuación.

El que sí afiló sus armas fue “Barranqueño”, corrido en tercer lugar y que hirió Juan Pablo Sánchez, quien además de presumir pasmosa técnica, le puso gallardía y mucho corazón, sin confundirlo con tremendismo. Y es que después de haber recibido una cornada y sentirse inmediatamente tocado, en lugar de tirarse al suelo y jugarle al drama, pidió un torniquete, regresó a la cara del toro y le sacó dos tandas valiosísimas hasta que ya no pudo más. Eso es jugársela. No hizo aspavientos ni pegó de gritos. Pues es que en esto del toro, hasta para ser herido hay que tener algo de clase.
Basta de excusas, señores. La fiesta de toros requiere de casta, y si no la ponen los toros, son los toreros quienes tienen que salir al quite.

enero 23, 2012

De exquisito bouquet y buena crianza Por: Pablo del Toro.

Por: Pablo del Toro. (Bajo este seudónimo escribe Juan Pablo Lagunes)
Decimosegunda corrida de la Temporada Grande 2011-2012 de la Plaza de Toros México. Seis toros de San Isidro para Uriel Moreno ‘El Zapata’,  el francés Sebastián Castellâ y Octavio García ‘El Payo’. 22 de enero de 2012.
 
En los carteles como el del domingo pasado, en los que la plaza se llena más de ‘fans’ que de aficionados, es normal que los tendidos se polaricen y exijan de más a unos y de menos a otros. Y así sucedió toda la tarde, con cada torero y sus claros ejemplos y sobretodo con los bureles. Y es que últimamente hemos sido más dados a premiar, en lo que a los animales respecta, la nobleza sobre la bravura. De esta forma, desfilaron un total de siete moritos sanisidreños, que fueron  sosos manejables y aplaudidos casi todos; sobresaliendo el pequeñito segundo, acreedor al arrastre lento.

Ya con un grupo bien definido de seguidores, Uriel Moreno ‘El Zapata’ se presentó con un espantoso vestido y su numerito en banderillas bien estudiado, aunque no precisamente bien ejecutado. Se le da eso de los malabares con los palitroques, más por espectacular y correlón que por técnico. Al final, todo el show termina con un toro con banderillas por todos lados menos en su sitio. Y con la muleta, como hizo él, mejor abreviamos.

Sebastián Castella apenas nos empieza a torear en francés y nos enamora. Atesora en sus trastos un toreo sumamente profundo y romántico; dominador, artista y llegador. Esta vez, además, se aventuró a ejecutar una extraña tanda de pases nunca antes vista en esta plaza. Cada vez tiene menos cosas para criticarle, pues unifica gustos, piensa, resuelve en la cara del toro y, lo ya dicho, enamora.
Si algo ha caracterizado a Octavio García ‘El Payo’ en sus últimas comparecencias en esta plaza es que sale a morirse en la raya, con personalidad y entregándose al cien. Desgraciadamente ha sido poco constante en cuanto a su estilo se refiere, pues así como sale una tarde artista, elegante y garboso en otra empieza con disparates como lo que vimos el domingo, que le dio por tener detalles de tremendismo poco propios de una plaza de primera categoría. Y sobretodo, poco propios en él, que es un torero de buena escuela y de mucha técnica, que no necesita del uso de recursos como torear de rodillas o buscar descabelladamente los pitones del toro. Cortó una oreja que fue el dividendo más del arrojo, la voltereta y la emoción que de su faena, pues ésta fue repetitiva y poco profunda. Está cayendo en el abuso de la fórmula del molinete, derechazo, derechazo, martinete y pase de pecho; y quienes hemos seguido su carrera desde sus inicios, sabemos que tiene para mucho, mucho más.

enero 11, 2012

Oro, incienso y mirra. Por Pablo del Toro.


Por: Pablo del Toro. (Bajo este seudónimo escribe Juan Pablo Lagunes.)

Décima corrida de la Temporada Grande 2011-2012 de la Plaza de Toros México. Toros de La Estancia para Pedro Gutiérrez Lorenzo “El Capea”, Fermín Rivera y José Mauricio. 8 de enero de 2012.

Nuestra querida plazota nos tenía preparado un agradable regalo de reyes, para los aficionados de verdad. Un encierro de La Estancia que fue por demás incierto y difícil (salvo sexto y séptimo, que eran de dulce), y que en condiciones normales hubiera arrojado un resultado negativo, fue dominado por tres toreros que parece que saben lo que hacen. Fue una de esas tardes en las que, todos y cada uno de los asistentes, desde los mismos coletas hasta la afición de los tendidos generales, salimos con alguna lección. Una tarde, pues, para aprender de toros.

Pedro Gutiérrez Lorenzo, siempre observado por su legendario padre desde algún punto de la plaza, tuvo grandes detalles de arte bajo una premisa de organización en su lidia, siempre tratando de hacer las cosas en orden, con sobriedad y sin prisas. Tal vez con un poco más de destreza con la espada el resultado hubiera mejorado.

Fermín Rivera sigue demostrando que es un torero que desborda arte, pero desgraciadamente no se puede ser más intermitente. Hubieron un par de tandas de buenísimos derechazos, pero a veces da la sensación de que él mismo pone el freno de mano cuando sus faenas empiezan a tomar vuelo. Debe trabajar en ese aspecto, porque el arte le corre por las venas y eso hay que aprovecharlo.

Lo mejor de la tarde lo trajo José Mauricio, que vio ambas caras de la moneda en sus dos toros sorteados. Su primero, que era un manojo de dificultades, le pudo sacar una faena por demás meritoria a base de valor y buen trato. Su segundo, un toro de bandera, le hizo tandas de buena factura y de calado en los tendidos. Lo templó, y se la creyó tanto que se tiró a matar recibiendo sin saber hacerlo (aparentemente), y  todo quedó en un desagradable regateo de una vuelta al ruedo que José Mauricio tenía más que merecida. Hizo bien, además, en ignorar automáticamente la petición de indulto de los despistados.

Cómo estarán las cosas en nuestra plaza que apenas sale un toro con calidad y el público no pierde el tiempo en disfrutarlo, pues se abalanzan a pedir el indulto. Y si combinamos eso, con el cuentapañuelos que ocupa el lugar de juez en el palco de autoridad, se presagian petardos para dar y regalar. Como sucedía, sucede y al parecer, seguirá sucediendo mientras no haya en el ruedo un torero con carácter o nosotros como afición no hagamos nada para mejorarlo.